martes, 13 de enero de 2015

Volver

Volver. Hace unos días una persona que me conoce bastante bien me dijo algo que me dejó pensando. Pensando en volver. En volver a muchas cosas o de tantas otras. Pero, sobre todo, en volver a escribir. Y sé que muchos debéis estar agradeciéndole a esta persona mentalmente que haya conseguido obrar en mí este milagro, porque si me llego a descuidar un poco más os tengo un año en sequía, sin actualizaciones, sin novedades, sin tantas cosas y sin muchas otras, sin contaros las cosas a mi manera... sin mí.

He de deciros que, durante este tiempo, he recibido todas vuestras cartas a través de las cuales me habéis pedido encarecidamente que volviera, las he leído, me he reído, he llorado un poco también (de la emoción, nada grave... Bonito, pero no grave), las he vuelto a leer (algunas) y las he guardado (todas). Sí, las guardé todas. Perdonadme que las guardara y no os diera el gusto hasta ahora. El de volver. El de escribir. El gusto de volver a escribir me refiero. Hace tanto que no lo hago que ya no sé ni cómo hacerlo. Pero lo voy a intentar. Os lo debo.

La verdad es que pasa algo horrible que no sé ni cómo contaros, pero tengo que hacerlo. Es algo muy egoísta de lo cual me avergüenzo un poco, pero es la realidad de mi vuelta. Y prometo explicarlo. Así que aún a riesgo de perder seguidores, ganar detractores, generar decepciones y "nosecuantasdesgraciasmás", ahí va... Voy a soltar un titular y así no os pilla tan desprevenidos:

No vuelvo por vosotros, vuelvo por mí. 

Ale, ya lo he dicho. Lo sé, es horrible. Yo también me sentiría fatal si me soltaran una bomba con un titular así. Tan insensible, tan inhumano, tan impropio de mí. Lo siento. Vosotros, que de 12 pasasteis a 22, que sois los que dais vida a este blog, los que leéis, comentáis, me escribís cartas para que vuelva (he visto a alguno incluso con una pancarta debajo de mi casa "¡Vuelve, por favor! No aguantamos más"). Increíble. Me siento fatal. De verdad. Pero ésta es la realidad. Y contra eso no puedo hacer nada. Ni siquiera por vosotros. 

La realidad es que hace unos días estaba hablando con esta persona que os decía que me conoce bastante bien sobre la vida y... Y sí, también sobre el amor. Eso es así. No se puede hablar de la vida sin hablar del amor y viceversa. Viceversa, cómo me gusta esta palabra. Hay otras que también me gustan, pero ni se le acercan. Pero ése ya es otro post...

En fin, el caso que en algún momento de aquella profundísima conversación, esta persona me dijo que resultaba difícil conocer gente que fuera suficientemente interesante. Que era difícil encontrar personas que se plantearan la vida o la existencia más allá del trabajo, aficiones varias y/o preocupaciones diarias. Entonces me entró a mi también una preocupación. Una PREOCUPACIÓN así con mayúsculas. ¿Sería yo interesante? Y se lo pregunté. Así, sin miedo: "Oye, espera, que yo no tengo claro que me plantee la existencia más allá de mi trabajo, aficiones varias y/o preocupaciones diarias y, si lo hago, no estoy segura de transmitirlo cuando alguien me conoce, entonces, ¿no soy una persona suficientemente interesante?" A lo que esta persona, sin pestañear, me respondió: "Claro que lo eres, tú escribes." Una afirmación muy aventurada, lo sé. Pero una afirmación que, reconozco, me permitió respirar después de la tensión y el desasosiego vividos los minutos previos a escucharla. 

Claro que sí - me dije - yo escribo, ¿en qué estaría pensando? No tengo ni idea de cómo eso influye exactamente en que sea interesante, pero eso no importa. Lo importante es que escribo y que soy interesante porque escribo. Y, justo cuando me estaba reponiendo del susto, volvieron la tensión y el desasosiego... Pero, - volví a decirme - ¡si ya no escribo! Revisé mi blog y, efectivamente, ya no escribía.

Han pasado varios días desde esa conversación y la tensión y el desasosiego siguen aquí, conmigo, me acompañan a todos los sitios, a todas horas. Y ya no puedo más. Ya no puedo más. Siempre se repite la misma histooooo... Perdón. No he podido resistirme. Por dónde iba... Ah, ¡sí! Ya no escribía. Un año sin ser suficientemente interesante. Increíble. Todavía no me puedo creer que haya sido capaz de cometer tal insensatez. Si Gandalf no estuviera siempre tan ocupado y hubiera venido a decirme "escribe, insensata" otro gallo cantaría. Pero ni Gandalf, ni gallo, ni nada. Solo tensión y desasosiego. Y ya no puedo más. Y no, tranquilos, no voy a volver a cantar. Solamente voy a volver. A volver a muchas cosas y seguramente de tantas otras. Pero, sobre todo, a volver a escribir.


Por vosotros. Por mí.



"En la humanidad nada acaba del todo; cada cosa se detiene para volver a empezar."
Yoritomo Tashi -