lunes, 27 de mayo de 2013

Mi manera de quererte

Cada uno tiene su manera de hacer las cosas, igual que cada uno tiene su manera de reaccionar ante los acontecimientos que, definitivamente, se salen del propio control. Del propio y del ajeno. Y, por mucho que uno quiera manejarlo a su manera, no le queda más remedio que aceptar, asumir y resignarse a los hechos y... y ya.

Mi manera de quererte, seguramente, no era la más común. Pero no por ello te quise menos y, precisamente por ello, te voy a extrañar más. Me duele, especialmente, que no esperaras hasta que (al menos) te hubiera dedicado otro post. Podría haber sido un post más común, que no se pareciera a aquel Maldito karma cargado de resentimiento... Aunque, definitivamente, no habría reflejado nuestra relación en su más pura esencia. Y nuestra relación, amiga mía, era perfecta así. Tú y yo no nos andábamos con tonterías, no nos engañábamos, no éramos las más cariñosas la una con la otra, pero teníamos nuestras cosas... Como que tu nombre fuera idea mía. Y mi amor por un perro fuera, única y exclusivamente, culpa tuya.

Tú mejor que nadie conoces a quien fue tu dueña oficial. Quien nació con la facilidad de conseguir todo lo que se propone. Quien te quiso, incluso antes de tenerte. Y, quien, como no podía ser menos, consiguió que Nacho y Sonsoles, contra todo pronóstico, te trajeran a casa. Hasta que Julia nació, jamás de los jamases la familia Olleros Martos se hubiera planteado tener un perro, pero te trajeron y, paradójicamente, todos te quisimos. Y no porque nos tocara. La verdad, Dunita, es que te hiciste querer. Y te hiciste querer mucho.

Ya sabes que yo siempre he sido muy miedosa. Hay miedos que los voy superando con el paso de los años. Otros que no. Otros que aparecen. Otros que nunca vuelven a aparecer. Uno de ellos, era a los perros. Que no soy una amante de los animales, creo que ya no es un secreto para nadie. Precisamente por eso, yo nunca te hubiera traído. Eso es así. Y así te lo cuento, así de real, así de frío y así de crudo. Así,como lo tuyo y lo mío. Así, como mi manera de quererte.

Yo nunca te hubiera traído y, sin embargo, ahora siempre te voy extrañar. 




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