martes, 19 de mayo de 2015

Hoy es momento para otra cosa

A veces me pasa que me leo y me río. La verdad es que me pasa con bastante frecuencia. Lo de reírme cuando me leo. Mucha. Me pasa con mucha frecuencia. Supongo que por eso escribo. Ya sabéis, no tanto como debería (o me gustaría). Y si os parece que escribo poco, la realidad es que me leo mucho menos. Pero a veces, me leo y me río. Y cuando me río por leerme, escribo. Pues bien, todo esto para contaros que ésta es una de esas veces.

Y, esta vez, coincide con que tengo varios temas rondándome la cabeza sobre los que no veo el momento de escribir. Y sobre los que me imagino riéndome mientras los leo. Pero acabo de decidir que hoy no es momento para eso.

Hoy es momento para otra cosa.

Como sabéis hace pocas semanas cumplí LOS 30. En realidad, lo alargué todo lo que pude. Traté de hacer como si no fueran conmigo. Intenté despistarlos, ignorarlos, confundirlos, engañarlos, desorientarlos... incluso rechazarlos. Pero, a pesar de mis esfuerzos, llegaron, me encontraron y no me quedó más remedio que (con más o menos ganas) aceptarlos y... Y ya.

Y, lo mismo que hace 30 días cumplí 30, hace 4 años y 30 días cumplí 26 (para los de la Logse, sé que el cálculo es algo complicado, pero voy a intentar explicarlo de la forma más sencilla posible: 30 años y 30 días menos 4 años y 30 días = 26 años). Y no es que en los 26 pasara nada excepcional. O sí. No lo sé. Pero sé que escribí un post que, por alguna razón (puede que la razón tenga nombre de despiste) no se llegó a publicar. 

Y hoy es momento de esta cosa. Porque sí, porque hay momentos para todo y hoy es un día tan bueno como cualquier otro para publicar algo con lo que 4 años y 30 días después todavía me siento algo (no mucho, un poco, pero algo) identificada:

"Seguro que más de una vez os ha pasado como a mí y os habéis cagado en la madre que lo parió. Porque aunque no nos guste, todos hacemos cosas que sabemos que no están bien, cosas que podríamos evitar, cosas que pueden molestar a los demás, cosas que incluso pueden perjudicarnos a nosotros mismos. En fin, muchas cosas que a veces hacemos sin pensar, otras pensándolas, otras ni nosotros mismos lo sabemos. Unas veces porque sí, otras porque no, otras porque ni sí, ni no, porque en algún momento nos dio lo mismo.  
No pasa nada, yo soy de la opinión de que las cosas una vez pasan, han pasado y punto y no suele tener mucho sentido seguir dándoles vueltas porque normalmente no se llega a ninguna conclusión. Hasta hoy. Hoy he llegado a una. 
Como sabéis, recientemente cumplí mis 26. A unos os parecerán más, a otros menos... A mí me parecen una barbaridad de años, o me parecían. Porque hoy estaba pensando que todas esas cosas que menos me gustan de mí y que han sucedido durante mis primeros 25 años de vida, en realidad me las podía permitir. Sí, me las podía permitir porque me encontraba en mis primeros 25 años. ¿Y qué son 25 años de nada si uno se pone a pensar en sus segundos 25, sus terceros 25, incluso quién sabe si sus cuartos 25? Nada. 25 años no son nada. 
Solamente son 25 años de aprendizaje, de inexperiencia, de no saber nada aunque pienses que lo sabes todo, de ir adquiriendo madurez, de empezar a tener más conocimiento y de poder permitirte ciertas cosas precisamente por todo ello.
Así que, de repente, me ha invadido una cierta tranquilidad cuando me he dado cuenta de esto y he tomado una decisión. He decidido que desde hoy, me auto-perdono todas las cosas de las que no me sienta especialmente orgullosa que haya cometido durante estos primeros 25 años de vida. Esas cosas que una vez pasadas, echas la vista atrás y hacen que no te reconozcas. O que te reconozcas y no te guste lo que ves. Pues de todas esas cosas. 
Os guste o no, yo misma me las perdono. Y, sinceramente, me parece una decisión genial. Me parece genial porque aunque probablemente sea algo benévolo por mi parte, también es una forma de exigirme más a partir de ahora. De exigirme más porque ya entro en mis segundos 25 años (ésos que van peligrosamente de los 25 a los 50...) y en ésos no me voy a perdonar tan fácilmente. Ya no son años de aprendizaje. Ya no son años de inexperiencia. Ya son otra cosa. Ya no hay excusa. 
Así que a partir de mañana me cagaré en la madre que parió al cargo de conciencia, pero hoy, hoy he decidido que no es tiempo para eso."


"La conciencia es una voz interior que nos advierte que alguien puede estar mirando."
Henry-Louis Mencken



No hay comentarios:

Publicar un comentario